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Esta es la explicación fisiológica de porqué nos gusta tanto ganar.

Todas las personas y por lo tanto todos los cerebros humanos, tenemos una configuración única, una base fisiológica que en parte afecta a nuestra manera de actuar, es decir, a nuestra Estrategia del Comportamiento. (ver Estrategias del Comportamiento)

Este reportaje nos da una visión científica y la explicación de como funcionamos las personas ante diferentes estímulos y sensaciones como los de Ganar, un aspecto muy presente en la Estrategia Competitiva.

En el mundo de la empresa, encontramos frecuentemente profesionales que se comportan mediante esta Estrategia. El Manager o Líder en Estrategia Competitiva, tiene un fuerte vinculo con el concepto de ganar y del éxito y en un nivel de autoconocimiento alto, resultan profesionales de lo más eficaces para una compañía.

Son líderes eficientes en cuanto a objetivos ya que su espíritu competitivo se extiende al grupo. Motivan y presionan de forma constante, son enérgicos y organizados. Su optimismo es contagioso al dinamizar el trabajo de todos y suele utilizar una manera productiva de resolver dificultades y de generar confianza.

Por otro lado, personas que actúan en esta Estrategia y que no tienen conocimiento de si mismos, pueden ser más sensibles y vulnerables a su propia aversión a las situaciones y emociones negativas. Cuando las cosas van bien, ganan respeto por su carisma y simpatía. Sin embargo, cuando se sienten bajo presión por no alcanzar los objetivos, pueden llegar a mostrar una versión egoísta incluso llegando a perder credibilidad y la confianza de los demás. En ocasiones pueden mostrar menosprecio de manera inconsciente, a los que consideran que no están al nivel de ejecución adecuado.

Su afán por conseguir los objetivos marcados, puede en ocasiones hacerlos tener poca paciencia con su equipo, lo que les lleva a no delegar tanto como deberían para ahorrar tiempo y, según su visión, para ganar eficacia.

Esa falta de coordinación puede afectar a los tiempos de entrega e incluso a la calidad del trabajo. La Estrategia Competitiva en una persona con nivel bajo de autoconocimiento de su propia estrategia, actúa más como jefe puro que como líder.

 


El liderazgo de equipos es un tema apasionante a la vez que complejo. Los organigramas de la gran mayoría de empresas con cierto número de empleados se han convertido en pequeños galimatías, en apariencia lógicos pero en la práctica selváticos.

Dado que la verdadera evolución digital de cualquier compañía debe desarrollarse sobre una cultura colaborativa, ágil y sobre todo humana, el tipo de liderazgo que se ejerza sobre los equipos marcará la pauta del éxito o el fracaso del proyecto o de la eficacia del departamento, según sea el caso.

El anticuado concepto de jefe va desapareciendo deviniendo en manager cuyo objetivo final debe ser convertirse en un líder que guíe eficazmente con las herramientas de que disponga.

El Manager que juega a damas con su equipo se caracteriza por tratar a todos por igual en cuanto a capacidades. Aún quizá sabiendo las diferencias entre los distintos miembros mantiene una filosofía de ineficaz estandarización que inevitablemente conlleva una degradación del nivel exigible.

Sus consecuencias son previsibles: frustración en los miembros con mayor capacidad y acomodamiento en los de menos. Y el resultado global es triste aunque demasiado frecuente: equidad que premia a la mediocridad y rendimiento muy por debajo del realmente exigible.

Por otro lado, existen auténticos Líderes que prefieren guiar a sus equipos hacia el mayor punto de desarrollo personal, al nivel de rendimiento al que cada uno se permita llegar. Eso implica entender sus conocimientos y sus habilidades relacionales además de potenciar su grado de positividad.

Consecuentemente, jugar así supone un mayor trabajo de comprensión y estrategia ya que la partida se desarrolla sobre el mismo tablero pero los ”recursos” cambian. Las mecánicas y repetidas damas dan paso a las variadas piezas de ajedrez, cada una con funciones y expectativas diferentes.

Adicionalmente, cada una de esas piezas humanas utiliza una Estrategia relacional determinada (véase Estrategias del Comportamiento) y de esa rica interacción surgen conflictos, oportunidades, alianzas, barreras….Todo ello permite entender el valor diferencial de cada miembro y trabajarlos unidos para conseguir el mismo objetivo común: ganar la partida.

El ajedrez es un juego maravilloso. Permite que la pieza menos dotada de capacidades, el peón, pueda llegar a ser el protagonista del movimiento ganador. Permite millones de diferentes desarrollos con un número reducido de recursos. Permite combinaciones de piezas que defienden, que atacan, que se mueven coordinadamente con un fin común.

De ahí que un verdadero líder digital, sea cual sea su Estrategia, no debería conformarse con coronar en dama con cualquiera de las piezas de su equipo si no en conseguir triunfar coordinando hábilmente a todos los miembros de su equipo.

 

Dany Bertolin

e-Stratego


Los seres humanos somos únicos y tenemos maneras de comportarnos diferentes, desarrollando personalidades muy dispares, que vamos formando de forma inconsciente a lo largo de nuestra vida, con el objetivo de conseguir lo que queremos.

Nuestro cerebro está programado para la supervivencia. Desde el llanto de un bebe que reclama ser alimentado, a lo largo del tiempo, vamos evolucionando en nuestro carácter con la vivencia de diferentes experiencias propias de cada uno, adaptándonos a las necesidades de la vida.

En la empresa ocurre lo mismo. A lo largo de nuestra vida profesional, con el paso por diferentes experiencias, compañías y puestos de trabajo, desarrollamos una serie de habilidades y talentos. En cierto modo, creamos un personaje con el objetivo de sobrevivir y enfrentarnos a los desafíos el entorno laboral.

Estos personajes son lo que en e-Stratego llamamos Estrategias del comportamiento.

Conocer y reconocer las diferentes Estrategias del Comportamiento, sus patrones y sus motivaciones en nuestro entorno laboral, nos proporciona una visión más amplia del entorno, entendiendo mejor la naturaleza de las cosas que ocurren a nuestro alrededor en la empresa y mejorando nuestro nivel de relación.

Por otro lado, identificar estrategias en uno mismo. El autoconocimiento nos permite ser más conscientes de nuestras habilidades, nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades, lo que hace de nosotros un profesional más eficaz.

En e-Stratego acompañamos a profesionales y empresas a enfrentarse a los retos de las relaciones internas, aplicando inteligencia, empatía y conocimiento personal para lograr eficiencia en la nueva era digital.

Un proceso a través del cual se analizan áreas relacionadas con el entorno laboral como la Negociación, El Feedback, el Liderazgo, Trabajo en Equipo o Comunicación. Descubrimos junto al profesional conocimientos tanto de sí mismo como de su entorno en aspectos como Puntos Ciegos, Debilidades o Áreas de Mejora, lo que le dota de cierto poder y una ventaja, a la hora de tomar decisiones en el día a día en su jornada laboral, logrando un mayor nivel de eficacia tanto para la persona como para la empresa.

Estas son las deferentes Estrategias del Comportamiento en el entorno laboral:

ESTRATEGIA PERFECCIONISTA:

Las personas que se desenvuelven a través de esta estrategia, se esfuerzan por hacer lo que ellos consideran correcto. Son personas muy disciplinadas y éticas a las que le gusta cumplir horarios y normas. Hacen las cosas como se debe y les cuesta mucho entender que otros no hagan lo mismo.

Usan la crítica con afán de ayudar a los demás a ser mejores, pero son capaces de herir sin darse cuenta. Mientras ellos ven sus consejos como apoyo, los otros pueden interpretarlo como un ataque personal.

Además, debido a tener la convicción de estar en lo correcto, pueden llegar a ser inflexibles cuando un compañero les ofrece una opinión diferente, aunque intentan evitar ser conflictivos.

Se caracterizan por la gran exigencia que tienen sobre sí mismos y sobre los que trabajan con ellos y por su fijación continuada en hacer todo de una forma óptima.

ESTRATEGIA CONTROLADORA:

Quienes usan prioritariamente esta estrategia son personas con una energía deslumbrante que emite autoridad. Su presencia impone, en parte por su lenguaje corporal que transmite ser alguien de una confianza abrumadora. Suelen pasar a la acción rápidamente y comunican de una manera franca y directa.

Son propensas a usar su gran energía para desafiar las normas y sobreponerse a las dificultades.

Tienen una fijación en la debilidad del prójimo. Por una parte, cuando ven que alguien se aprovecha de las debilidades de otros, sobre todo si son de los que él considera suyos, tienden a reaccionar con contundencia y saltan a la defensa de los mismos. Sin embargo, también ven con desprecio la debilidad que consideran innecesaria en los demás, ya que su mantra es que la gente debe luchar por lo que quiere en la vida y no quejarse.

ESTRATEGIA CONCILIADORA:

Los profesionales que utilizan la Estrategia Conciliadora se caracterizan por su gran tranquilidad, en cualquier situación. Se centran en el deseo de que nada perturbe su paz interior.

Parte de ese afán es poder predecir conflictos entre miembros de un equipo e intentar resolverlos antes de que ocurran. En el caso de que suceda, son muy capaces de encontrar los puntos en común para que haya un beneficio mutuo.

Tienen una gran aversión al conflicto. Por ello acostumbran a guardarse sus opiniones y no crear discrepancias. Solo en caso de que les afecte de forma muy directa objetan y hacen planteamientos nuevos, pero nunca transmiten afán de imposición. Incluso en el liderazgo invitan a escuchar diferentes puntos de vista con el objetivo de buscar el consenso.

Esa resistencia a que se declaren de una manera u otra, puede frustrar a sus compañeros o, incluso, producir una falta de confianza por no tener claro si están de acuerdo o no. Si no es el caso, no lo suelen clarificar, sino que utilizan una actitud de agresividad pasiva o desdén.

ESTRATEGIA COMPETITIVA

La gente que emplea la Estrategia Competitiva se caracteriza por querer brillar, tanto por su imagen personal como por sus logros profesionales. Son muy trabajadores, hasta un nivel obsesivo con tal de sobresalir. Además, se adaptan bien a los cambios e intentan llevar su buen hacer a todas las tareas que se les propongan. Su problema es cuando dicha obsesión les anima a intentar promocionarse a toda costa.

Son personas que dan mucha energía a los que trabajan con ellos en su intento de incentivar para lograr el éxito, del que seguro sacarán rendimiento a nivel personal. Eso les puede llevar a ser exigentes y, a veces, arrogantes por la falta de paciencia que tienen con los que no les siguen el ritmo de trabajo. En muchas circunstancias denotan que les cuesta mucho delegar por la intensa sensación que manejan de ser los mejores en lo que hacen.

Buscan la efectividad y cualquier ahorro de tiempo formando a alguien les consume.

Tienen dificultad para medir la cantidad de trabajo que pueden sobrellevar por no querer dar una imagen de mediocridad, lo cual pone en riesgo la eficacia del resultado final.

La obsesión en destacar puede generar una impresión de superficialidad en los demás ya que les ven constantemente con la intención de vender sus logros.

ESTRATEGIA ICONOCLASTA

Los profesionales que adoptan la Estrategia Iconoclasta se caracterizan por el gran esfuerzo que emplean en ser diferentes, únicos, especiales. Su forma de ver el mundo se centra en la creatividad. Lo ven todo desde una perspectiva innovadora y, en ocasiones, artística.

Su tendencia a potenciar las formas más que el fondo y las soluciones creativas en ocasiones colisiona con las necesidades operativas de la empresa y eso les lleva a verse como outsiders.

Esta forma de actuar puede aislarles, dado que tienden a menospreciar a la gente que ‘no entiende’ su visión y a alejarse de las personas y las situaciones que les parecen demasiado mundanas.

Trabajan con diligencia para mostrar lo especiales que son y son muy conscientes de la comparativas que puede hacer la gente con otros en puestos parecidos. Por eso sufren con la crítica, incluso con la constructiva.

ESTRATEGIA SIMBIOTICA

Una persona que actúa priorizando la Estrategia Simbiótica es altruista y se centra en las necesidades de los demás y en intentar ayudarles a llegar a su potencial. Son expertos en generar rapport, es decir, compenetración con sus compañeros y hacen todo lo posible para agradar a los demás, a veces de una manera claramente aduladora.

Su gran ventaja aquí es su capacidad para conectar con los demás. Les apasiona encontrar vínculos en común con otros y prestar atención a las necesidades de la gente de la oficina. Lo que no expresan abiertamente es su búsqueda de algo a cambio de su voluntad de servicio.

Necesitan sentir que su entorno agradece su predisposición ya que la ayuda desinteresada es un concepto difícilmente ejecutable.

En estado de stress pueden llegar a decantarse por una actitud sutilmente manipuladora o claramente agresiva. Eso suele ser el resultado de diversas situaciones: en defensa de la gente que ‘protege’, cuando no notan que se valora su apoyo, cuando se sienten obligados a realizar cambios que les aislen. En todos estos casos, son capaces de legar a adoptar un comportamiento histriónico y molesto.

A pesar de intentar conectar con todo el mundo tienen su entorno más cercano, su círculo de confianza, y en posiciones de liderazgo pueden perder el sentido de la meritocracia.

En cualquier caso, es uno de los elementos clave de dinamización en una empresa, con capacidad de arropamiento y atracción para involucrar al resto del equipo en actividades y objetivos comunes.

ESTRATEGIA INTELECTUAL:

Este tipo de personas muestra un interés profundo y dominante por la información. De hecho, atribuye más valor al conocimiento que la interacción con otros. Por lo tanto, son personas muy preparadas para trabajos de investigación y estudio. Suelen dar la impresión de desinterés en los compañeros, ya que prefieren emplear su tiempo en recopilar información extensiva acerca de los temas que les interesan.

En el ambiente laboral, tiene una gran capacidad por la estructuración y organización, con tendencia a hacer una planificación detallada de las tareas pendientes. Les inquieta enormemente la espontaneidad por entrometerse con lo planificado.

Por otro lado, su naturaleza pensativa les permite idear conceptos innovadores y desarrollar ideas hasta un nivel muy profundo, bastante más que otros por el tiempo y dedicación que emplean en estudiar todo lo relacionado con cada concepto.

Por otra parte, su reticencia a interactuar no sólo afecta a los demás, sino también a ellos mismos ya que aparecen más desapegados al no darles la oportunidad de apreciar lo que otros podrían aportarles. La consecuencia de esto es adoptar una actitud negativa hacia otros por la superioridad intelectual.

Precisan de un ambiente que limite al extremo el contacto con los demás para dejarles profundizar en sus pensamientos e investigaciones sin interrupciones innecesarias, sobre todo si se tratan de algún tipo de interacción emocional, ya que no saben gestionar las emociones y rehúyen de cualquier situación que exige una respuesta personal, sobre todo el conflicto.

ESTRATEGIA PRUDENTE

Esta estrategia se caracteriza sobre todo por hacer de abogado de diablo, siempre pendiente de los dos lados de cualquier situación. Son inmensamente analíticas y cuestionan todo hasta incluso el valor y veracidad de sus propios logros en el trabajo y en la vida. Ponen foco en las consecuencias y los problemas que puedan surgir en un proyecto y, mejor aún, y de esa manera se preparan para enfrentarse a potenciales imprevistos antes de tiempo.

Un factor importante en su actitud es el gran afán que poseen para formar parte de un equipo. Crecen al sentirse parte de algo más grande. La sensación de pertenecía les suaviza la crítica interna. Sobre todo, cuando consiguen entender su papel dentro del conjunto.

Son personas que suelen ser sumisas frente a la autoridad y menosprecian su valor al compararse a los demás, ya que se enfocan en lo que ellos mismos hacen mal. Tienden a imponerse un papel secundario en los equipos de trabajo.

Tienen fijación en apoyar a los más desfavorecidos y son capaces de enfrentarse para defenderlos, lo cual les convierte en gente ideal para ofrecer apoyo a los compañeros. Además, a diferencia de los Perfeccionistas, que suelen centrar su crítica en lo negativo, los Prudentes tienen la capacidad de ser muy constructivos y ofrecer ideas comprensivas para mejorar el trabajo de los demás.

Algo que les cuesta es mantener un buen ritmo de trabajo, dado que emplean mucho tiempo en estudiar y plantear las dudas que se sienten obligados a resolver ya que los demás no lo harán. Esto les puede llevar a no valorar el éxito en su justa medida.

ESTRATEGIA ENTUSIASTA

Los Entusiastas son personas alegres, optimistas y con mucha curiosidad. Su enfoque en la vida profesional es crear posibilidades y opciones diferentes, además de llevarse bien con los demás y fomentar un buen ambiente.

Su búsqueda constante de impactos hace que se distraigan fácilmente y no tienen continuidad a la hora de dedicarse a desarrollar las ideas que aportan. Lo que es más, su comportamiento se vuelve irresponsable a menudo y buscan el disfrute en lugar de centrarse en las tareas pendientes.

Tienden a tener dificultades para tomar decisiones por la multitud de elecciones que tienen en consideración. En ese maremágnum de opciones y factores les cuesta ejecutar un plan de acción ordenado.

Su entusiasmo es una aportación de gran valor al lugar de trabajo, puesto que se contagia el placer por las cosas quizá no tan importantes e inspiran a los compañeros a disfrutar más del proceso. El ambiente en el trabajo que fomentan consigue que en su entorno se trabaje con más ganas y, como consecuencia, de una manera más productiva.

 

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